Cuestión de cánones

Tú, un chico, de edad comprendida entre los 17 hasta los 30, entras en una discoteca. ¿Finalidad? Pues la lógica en una discoteca: a parte de pasarlo bien, ligar. Miente quien diga que va a esos lugares sólo a pasarlo bien... Bueno, continúo mi situación hipotética: Tienes un día con suerte, te ves guapo y te ven guapo, con lo que muchas chicas se sienten atraidas por ti. Te miran, comentan... Vamos, que esa noche, es tu noche. Pero hay dos especiales, dos que tienen un achilipú en condiciones. Más o menos igual de guapas, de figura, las dos simpáticas... Casi casi iguales. Pero con una diferencia: su estilo.

Una va vestida de la siguiente forma: bailarinas de chúpame la punta (rojas por ejemplo), leggins (o como coño se escriba) negros, minifalda pero sin ser demasiado corta. Lo justo. Pelo liso, morena y flequillo lateral. Se admite otra opción en cuanto al peinado: orquillita con mechón en la mitad de la cabeza. Camiseta... pues una normal y corriente. Con algo de escote, pero tampoco mucho... Quizás de estas que vienen ahora, de raso, con manguita ancha... Ah, y como no, perlas blancas de pendientes, pulserita haciendo juego con un collar largo de estos que te joden a morir en las bibliotecas porque no paran de hacer ruido con ellos (vale, creo que a mi ya se me ve el plumero).

La otra va con pantalones (incluso podemos estar hablando de pantalones pitillo), converse de cualquier tipo, camiseta de manga corta normal y corriente, pelo suelto, natural, sin planchar ni nada y por supuesto, ni pendientes, ni collarcitos ni nada...


¿Quién gana? Obvio. La primera ¿Por qué? Porque no se trata de ser más o menos simpática, más o menos guapa, más o menos gorda. Si eres pija, lo tienes todo hecho. El chico que arrasa en la discoteca te escogerá a ti. El canon de belleza está ahí: en el pijerío ¡Eche o que hai!