viernes, 25 de julio de 2008

Primera leccion: Window

Bueno, creo que después de tanta foto, ha llegado la hora de escribir sobre lo que ahora estoy viviendo. Y lo voy a hacer tirada en cama, con el portátil (mi portátil con “ñ” y tildes) apoyado en mis piernas y bajo la tenue luz de una lamparita de papel que tengo en mi mesilla (que no es más que una silla de mimbre). Desde aquí, veo mi ventana y lo que se encuentra al otro lado del cristal: pequeñas casitas de dos o tres plantas y salpicadas por todo el barrio, la cima de las iglesias de cualquier religion. Y es que mi barrio, Roath, parece un pequeño mundo concentrado en unas cuantas calles. Si salgo de Wordsworth Avenue, mi calle, me encuentro en City Road. Y allí todo son edificios bajos de ladrillo con tiendas de todo tipo: supermercados especializados en comida africana, europea, tailandesa, hindú, japonesa, china… barberías para los judios, talleres de coches, tiendas de mujer para la mujer hindú, tiendas de tatoos para los atrevidos, peluquerías fashion, bares, pubs, restaurantes de comida china, japonesa… Y vuelta a empezar. Y en la calle, marroquíes, hindúes, negros, blancos, rosaditos (esta última raza es la de los ingleses/galeses que salen del bar)… Un barrio cosmopolita. Multirracial. Donde tanto huele a grasa de coche o mierda de perro como a incienso o a exóticas especias. Y ya me veis a mí entre todos. Con mi bolso hippie con cremallera, mis gafas y mi pañuelo. Yendo a comprar al Tesco comida normal (arroz, patatas, cerdo, pollo, cereales, leche, pasta, fruta…) para comerla a horas normales.

A diez minutos de mi calle encontramos la Calle Real de Cardiff con los supermercados pijos, las farmacias Boots, el Primark, el Imperio Ortega, bancos, galerías comerciales… Y en el medio, una serie de atracciones para los niños. Desde el típico Pupo de todas las ferias de pueblo hasta un Tiovivo. Mi teoría es: dejo al niño dando vueltas en el puto gusanito para yo ir a hacer temblar la tarjeta Visa en el Primark más cercano. Es una buena estrategia empresarial. Además, como en la coruñesa, no faltan los músicos y las personas que ofrecen su espectáculo a cambio de la voluntad.

Al final, the Cardiff Castle. Con sus coloridos decorados. Y un poco más allá, el City Hall, o sea, el ayuntamiento y el Museo Nacional con cuadros de Renoir y una pequeña historia de la evolución en Gales (aunque yo me pregunte… ¿qué pasa que el Homo Sapiens Sapiens “sapiensó” de otra forma en Wales?). Y aquí es donde yo he encontrado mi segunda Quintana. Un parque con una fuente desde el que se ve el ayuntamiento y en donde las parejitas van a meterse mano entre los arbustos y las familias van de la mano entre las flores… Lalalalaritoooo… Ipod. Guía de los Festivales de Cardiff o lo que agarre (que la vida está muy cara como para comprar revistas) Manzana. Y a pasar un par de horitas.

Pero por pasar horas en los parques de Cardiff, se pueden pasar las veinticuatro que tiene el día y es que esta ciudad es la que más parques tiene de toda Europa por kilómetro cuadrado. Pero yo solo he visto cinco. Así que aun me quedan parques para descubrir. Y espero que sea en mis horas libres cuando salga de trabajar.

Aquí sigo, en la cama tirada mirando a través del cristal lo que disfrutaré durante estos cinco meses. Otro día os lo cuento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tendras muchas mas cosas que contar a lo largo de estos 5 meses...

un besote pasiva del movil xD

Anónimo dijo...

Moito parquear, pero...para cando o curro??? non é por meterche presa, pero é que estou ávida de cotilleos e a ver si por fin encontras curro nunha pizzería onde esteas rodeada de italianos..... jeje.

Muaks. Que risa o da tocateta!
Ro

Anónimo dijo...

ola galesa!!a verda e que tanto ir pa aprender inglés, e eu creo que window xa o sabías cando marchastes de aquí, eh??? jeje.

bkños, disfruta

sil

Rosa dijo...

Da gusto leerte tan contenta. A tu mamá/cocinitas/portadora de magdalenas se le llenan los ojiños de lágrimas de pura emoción.

Espero poder pasear por esos parques contigo muy pronto.

Un bico enorme