El paraíso

Un día más cojo el cruce peligroso que me lleva al paraíso. El camino es complicado. Empedrado. Con ortigas y silveiras a ambos lados, aunque a veces, si hay suerte, te puedes llevar una mora a la boca. Una mora que avisa de que lo mejor se encuentra en donde se escucha el mar. Antes de llegar, como un esfuerzo final, unas angostas e inclinadas escaleras de estrechos peldaños dificultan su entrada.
De pequeña solía contarlas una y otra vez, cada vez que subía y cada vez que bajaba y no se cómo, pero siempre me salía un número diferente. Yo me imaginaba el camino que Indiana tenía que pasar hasta encontrar el Cáliz Sagrado donde los senderos variaban a su antojo. 'La leyenda reza que si eres capaz de bajar las Escaleras Malditas sin un resbalón, la tranquilidad eterna será tuya'.Y allí está el agua cristalina y los niños jugando en la orilla. Las bateas y las rocas en donde tantas veces encontré cangrejos y camarones y los barcos que se mecen entre las olas. Una vez abajo, esa sensación de tranquilidad te embriaga año tras año. En Arnela, nada de lo que está a tu alrededor cambia. Las vecinas de Carnoedo son las primeras en llegar. '¡Hola Marga! Este año estás muy morena'. '¡Si veo a tu hija por la calle no la conozco!' Y la roca más alta de la playa, que es la primera que se ocupa si la marea sube. Esa es la roca aburrida porque no esconde nada entre los recobecos así que los niños, prefieren ir a las que están mirando al mar, a mano izquierda. Esas son las guardianas de tesoros y extraños seres.Pero, sin duda, los más venerados y odiados son las pulgas. Las pulgas de mar que inofensivas saltan entre tus pies cuando la marea sube. Las que hacen suites nupciales bajo tu toalla y las que se tostan al sol hasta morir si no las ayudas a saltar una montañita de arena. Odiados por las niñas pijas y queridos por los más pequeños los cuales se divierten haciéndoles casitas y túneles comunicantes.Ellas son los verdaderas dueñas de la playa, que vienen y van con las lunas y las estaciones. Y mientras sigan existiendo, Arnela será el paraíso.