Baño relajante para pensar en ralladuras. Dulce contradicción. Ducha rápida del "llego tarde". Ducha fría en un día de calor o ducha caliente en un día frío. Ducha de sábado noche en la que no te importa tardar porque todavía estás pensando qué ropa ponerte. Ducha en donde el agua sale marrón porque estuviste limpiando, cavando o similares. Ducha para bajar la fiebre. Ducha del: yo te enjabono a ti y tú me enjabonas a mi, que normalmente acaba siendo una ducha de: una cosa lleva a la otra. Baño en el que sumerges la cabeza debajo del agua para no escuchar nada o solamente el sonido que produce Yann Tiersen desde la habitación. Ducha del: mientras me ducho, te cuento lo que me pasó por la semana. Ducha necesaria por el olor a tabaco y a noche que tiene tu cuerpo. Ducha del: ¡Mamá! ¡Cógeme una toalla! que puede transformarse en un: ¿me frotas la espalda con esa esponja de esparto que casi hace sangrar? Ducha de patitos de goma, juguetes y espuma hasta el borde. Ducha en la que pones el agua tan caliente que sales como un cangrejo colorado. Y es que hay tantas formas de ducharse que el sustantivo ducha queda escaso.
Lo dicho: me voy a duchar.
1 comentario:
moi bo
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