Llegué desorientada. ¿Qué hago yo aquí? En una casa que no era la mía. En una ciudad no conocida. Sin amigos. Sin trabajo. Entendiéndome con el taxista casi por señas. Él me abrió la puerta y me llevó a mi habitación a pesar de estar en el tercer piso. Y allí vi, ante mi, esa habitación de color helado de vainilla y fresa, con una ventana hecha para gigantes pequeños y un pupitre en donde IBM durmió los cinco meses y medio restantes.
Al día siguiente, me llevó en bus a conocer a un ourensano que regentaba un bar de comida rápida. Y dejándome en el centro de la ciudad me dijo: vuela nena, vuela. Y volé, dando vueltas alrededor de mi calle sobre una hora. Perdida por completo.
Me encantaban sus conversaciones "a medias" (por mi falta de conocimiento idiomático) sobre la meditación, la religión o la historia de Cardiff. Coincidir con él por las mañanas cuando cogía el correo o cuando desayunaba. ¡¡Good morning Roger!! O cuando intentaba entender el humor de películas como Los Lunes al Sol.
Por supuesto, recuerdo como un triste/feliz día cuando me dio esa tarjeta de Navidad y un gran abrazo, deseándome un feliz futuro mientras los dragones rojos se hacían cada vez más pequeños.
Ayer, Roger se introdujo plenamente en el siglo XXI y me escribió un email. Esas clases de informática merecieron la pena.
Desde aquí, Roger, prometo volver a Wordsworth Avenue.
3 comentarios:
linda dedicatoria, de las más bonitas que te he visto
Pako
Se me acaba de erizar la piel :d
Cardiff...
Que tiempos aquellos...
Y las sesiones de cine en ese salon todos juntos...
Y las cenas en la cocina que está en el sótano...
Y aquella noche de sábado con Tom y su amigo saliendo de fiesta en el Tiger Tiger...
Y esas noches jugando al círculo de la muerte con Lore y Male...
Sabes quien soy?
Un beso y un abrazo muy grandes ;)
P.D.: Es la primera vez que leo tu blog, pero no va a ser la última. Me encanta!
Ya sabes quien soy??
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