domingo, 16 de enero de 2011

Doniños

Un corderito ladrador corretea entre las mesas del chiringuito de la playa buscando una piña entre las dunas de arena. Mientras, el sol intenta abrirse camino entre las nubes consiguiendo traspasarlas tan solo con unos rayitos. Como si fuera a aparecer Helios entre ellas exigiendo un sacrificio a la ciudad del héroe Hércules, que se oculta entre la niebla.
Ahora sí. Ahora no. Ahora sí. Ahora no. Los ahorasís son maravillosos. Sentadita en la terraza, con un café calentito, notas cómo el sol te mira y calienta tu cara y tus manos. Nada más es necesario hasta que llega el ahoranó y el frío te congela la nariz.
En la playa, las huellas de los perros y de los visitantes desaparecen con las olas y en el mar, justo en la orilla, cientos de tiburones imaginarios corretean de un lado a otro de la playa cazando pececitos de mentira.
Pero los niños no los temen y siguen haciendo castillos ignorando lo que pasa a su alrededor, colocando mejillones como ventanas y ramitas con algas que imitan la bandera de un reino, en un país muy, muy lejano donde todo es perfecto.

3 comentarios:

M dijo...

sin inspiración...perdona?? Que te den Bridgetandre...

Fdo. Una musa enfadada

El Rey Artabrico dijo...

Cuantos veranos pasé en esa playa...
A veces la sufrí, pero más a menudo la disfruté.

Marcos Sanluis dijo...

¿Fuiste a Doniños y no fuiste a San Jorge?