Y al tercer año... Dios lavó el pañuelo

Os presento a "Pañuelo antes conocido como pañuelo tiñoso-asqueroso-de los negros" (ni Prince eh). Tiene una cruda historia a sus espaldas: un buen día, Penquiña lo sacó de su hábitat natural (los puestos de Rúa Nova) para regalármelo. No sabía lo que le esperaba a este pedazo de tela. A partir de ahí ha sufrido todas las inclemencias del tiempo y las condiciones más infra-pañuelos que pueden existir. Durante tres años consecutivos hizo de apoya culo para la propietaria mientras ella descansaba en el campito de su facultad, la cobijó de las lluvias primaverales, la abrigó en las noches frescas de verano... Pero ella, injusta dueña, nunca se lo pagó como lo merecía. Ni una triste duchita, ni un roce con Mimosín o con Ariel, ni un lavado corto en la lavadora... Ni un centrifugado... Nada. Pero él seguía aguantando estoicamente, sin refunfuñar.

Pero el otro día, yo, la propietaria, tomé una decisión crucial en cuanto a su destino. Hace unas dos semanas, lo desterré al cubo de la ropa sucia, marcando mi clara (o no tan clara) decisión de lavarlo. Pasó noches y días metido en el cesto, rodeado de bragas y de camisetas sucias, para las cuales no era bien recibido. Esta semana, mi compañera de piso se dignó a ponerlo en la lavadora. Y, como se puede apreciar en la foto, por fin, después de esos tres intensos años, ya no es un pañuelo tiñoso-asqueroso. ¿Perderá parte de sus raíces, del porqué está aquí en el mundo, de sus razones para existir? Yo creo que no. Tuvo buen estreno que lo llevé a conocer bien arregladito la noche santiaguesa. Vivida en todo su esplendor por cierto...