Figuras geométricas:círculo

Los círculos nacen de pompas de jabón que soplan niños. Cuando lo hacen, son pequeños como un garbanzo y a medida que crecen van cambiando de tamaño y de forma, pero siempre conservando su espíritu. El espíritu de ser redondo.
Cuando están hartos de volar siendo transparentes se precipitan contra el suelo y, ya allí, se transforman en hula hoop. Dan vueltas y más vueltas hasta que no pueden más.
Pasan los años y los círculos no pierden la inocencia, sin embargo, un buen día, después de haber sido manzana y tronco, se transforman en cuello de botella. Es la edad difícil. Más rebeldes e irresponsables. Van a los parques, a las discotecas, a las fiestas de universitarios...Son tazas de váter, ceros rojos en un examen, preservativos y pulseras horteras.
Ya es suficiente, piensan. Se asientan y se convierten en esfera de reloj, en taza de café y copa de vino. Algunos se transforman en rueda de coche, otros en bolita de ratón de ordenador. Los hay que se convierten en nudo marinero, hormigonera, cubo de fregona, señal de tráfico o en moneda de un euro.
Y trabajan, trabajan hasta que no pueden más. Ya nos son círculos tersos. Tienen arrugas en su forma y pierden tirantez.
La vejez los ha sorprendido y van adquiriendo nuevas figuras. Los círculos viejos son pastillas, gafas o el extremo de un bastón... Son los dibujos negros de las fichas de dominó y los oros de la baraja española. Son marcapasos y puntas de aguja...
Una mañana, una tarde o una noche, el círculo, ya muy deteriorado, se hace línea y en un instante todo se desvanece.
La línea atraviesa las nubes en forma de viento y saluda a la luna. Y es allí donde el círculo recupera su espíritu, anidando en las estrellas que iluminan la noche.