domingo, 25 de octubre de 2015

Esa sensación

Abres los ojos con dificultad, frotándolos con el nudillo del índice y despegando el rimel adherido a tus pestañas. Mueves las piernas intentando deshacer la confusión que han creado entre las sábanas.
Tus gemelos saben que ayer has utilizado tacón. Están deshidratados y exhaustos. Quieren que te muevas al sofá, sin más dilación.

Cama-sofá, sofá-cama. Forman un tandem perfecto para los días de domingo.

Tu reloj no hace tic-tac. Tu reloj hoy hace gin-gin. Las 14:00.

Tu cabeza es un ecosistema formado, mayoritariamente, por chimpancés que aporrean con un palo la dura capa de tu cráneo.
Tu estómago es un campo de guerra con minas anti-persona y gases tóxicos. 
Tu consciente es subconsciente. Anticonsciente. No consciente.

Subes la cortina una y otra vez pero no ves el sol. No quieres ver el sol.

Para lo que te queda de día, saquearás la nevera mientras algún alemán te cuenta lo maléfica que era su vecina de la urbanización y cómo tuvo que huir a su pueblo de niño. Te importa una mierda su vida pero lo escucharás con el cerebro anulado y conquistado por esos ruidosos chimpancés.

Feliz domingo.

(Si hoy puedo describirte es porque no estás conmigo.)



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