lunes, 14 de marzo de 2016

El renacer de las 18:30 de un viernes cualquiera

A las 18:30 la ciudad tiene su segundo despertar. Ya ha hecho la digestión y se ha limpiado las babas características de La Perfecta Siesta.

Abre sus bocas metálicas poco a poco. La comisura de la calle Orzán. Huele su aliento a licor café, gintonics y tabaco. Reponen fuerzas sus Gadis y ultramarinos. Ya no le apetece café con leche y galletas. Mejor una caña en la terraza de sus pestañas.
De sus portales, escupe adolescentes de pelo azul que salen a ver a otros adolescentes de pelo rosa. Coexisten estos en el Campo de Marte junto a las señoras que comentan lo bien que se le han dado las verzas ese año. A su lado, están las palomas y gaviotas provocándole cosquillas justo en el Curros Enríquez. Entre ellos, las latas de cerveza se abren camino y siguiendo, un poco más abajo, la ciudad acuna a los pequeños con su olor a gusanitos.
Mientras, sus oidos escuchan La ventana y Centro médico, ondas que se cuelan a través de las cortinas.

Mientras yo me dirijo a casi ver la Torre desde mi ventana, la ciudad tiene su segundo despertar un viernes cualquiera, a las 18:30 de la tarde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta

Anónimo dijo...

Me encanta