jueves, 16 de junio de 2016

El agujero

Lo ví.

Era pequeño pero mis ojos los veían inmenso, igual que un niño mira al mar pensando si meter el primer pie en él.

Ese agujero era el reflejo de aquello que no había vivido y de aquello que sí pero que quería olvidar.

Era el agujero de las cosas que ahogan, de las cosas ácidas, oscuras y rotas. En él había barro y podredumbre, pelo de gato y espinas.

Acercándome a él una áspera lengua golpéo mi cara.

Cogí la alfombra y, como tratando de ocultar la basura que no queremos recoger con la escoba, lo tapé esperando recordar que no podría volver a pisar allí.

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