miércoles, 5 de septiembre de 2007

Libros


El nombre de la rosa, Cien años de soledad, King, Harry Potter, Cartas de inverno, Maestros de la República, Tombuctú, A sangre fría, Música para camaleones, Mujer en guerra, Desayuno en Tiffany`s… Cuando un libro te envuelve entre sus páginas, cuando no puedes parar de leer y tus pensamientos se sumergen entre sus letras. Cuando la imaginación es plena, tan plena que haces una recreación mental de todo lo que en él pasa: construyes castillos, paisajes, situaciones y personajes y con ellos viajas desde la primera a la última frase. Cuando ríes, lloras o intentas buscarle solución a las historias, viviendo la tensión de cerca. Cuando un libro te pone la carne de gallina… Cuando ocurre eso, no hay forma de compararlo con ninguna otra cosa. Ni con la mejor película. Porque el momento de la lectura es tuyo, es secreto, personal e intransferible. Nadie ni nada te lo puede robar.

“Oye, ¿sabes esos días en los que te viene la malea?
- ¿Algo así como cuando sientes morriña?”
- No –dijo lentamente-. No, la morriña te viene porque has engordado o porque llueve muchos días seguidos. Te quedas triste, pero nada más. Pero la malea es horrible. Te entra miedo y te pones a sudar horrores, pero no sabes de qué tienes miedo. Sólo que va a pasar alguna cosa mala, pero no sabes cuál. ¿Has tenido esa sensación?
- Muy a menudo. Hay quienes lo llaman angst.
- De acuerdo. Angst. Pero ¿Cómo le pones remedio?
- No sé, a veces ayuda una copa.
- Ya lo he probado. También he probado con aspirinas. Rusty opina que tendría que fumar marihuana, y lo hice, una temporada, pero sólo me entra la risa tonta. He comprobado que lo que mejor me sienta es tomar un taxi e ir a Tiffany`s. Me calma de golpe, ese silencio, esa atmósfera tan arrogante; en un sitio así no podría ocurrirte nada malo, sería imposible, en medio de todos esos hombres con trajes tan elegantes, y ese encantador aroma a plata y billetero de cocodrilo”

En el Medas de la estación de tren de A Coruña he acabado de leer mi última adquisición para esa biblioteca que según nuestra profesora de bachiller era tan importante tener. Desayuno en Tiffany`s. Entre trocito de napolitana de chocolate y sorbo de café con leche. Encerrada en una injusta “zona de fumadores”. La única zona de la cafetería con mesas y sillas. Yo, abstraída de todo, incluso del surrealismo que invade estos días mi vida.

“… poco a poco, los días trece van dejando de ser los únicos días en que no se levanta de la cama: llega una mañana de noviembre, una mañana sin hojas ni pájaros que anuncia el invierno, y esa mañana ya no tiene fuerzas para darse ánimos exclamando:
- ¡Vaya por Dios, ha llegado la temporada de las tartas de fruta!
Y cuando eso ocurre, yo lo sé. El mensaje que lo cuenta no hace más que confirmar una noticia que vierta vena secreta ya había recibido, amputándome una insustituible parte de mí mismo, dejándola suelta como una cometa cuyo cordel se ha roto. Por eso, cuando cruzo el césped del colegio en esta mañana de diciembre no dejo de escrutar el cielo. Como si esperase ver, a manera de un par de corazones, dos cometas perdidas que suben corriendo hacia el cielo.”


Un escalofrío recorrió mi cuerpo y los lagrimales comenzaron a ejercer su función de “limpar os ollos” como dicen por ahí. Truman Capote. Esa es la única o casi la única cosa buena que aprendí en la carrera: a encontrar a escritores como él. “Desayuno en Tiffany`s”. “Una casa de flores”. “Una guitarra de diamantes”. “Un recuerdo navideño”. Cuatro relatos, dos estaciones. RENFE y Cal Pita. Esos suelen ser mis momentos para leer. También en cama, pero últimamente las nuevas tecnologías hacen estragos en mi intelecto.
Destino a la capital, destino a un ansiado “momento Quintana”, con bocadillo vegetal completo de una bocatería-pizzería en que a veces no hay pan. A pesar de eso, tiene nombre de dios griego. Destino Vista Alegre 42. Destino exámenes. Destino Ruta y Heineken…Otro libro más. Definitivamente, yo también quiero un desayuno en Tiffany`s para curar la malea.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Obviando las grandes verdades que dices sobre los libros... ¿Qué hacías tú hoy en Coruña?¿?¿?? Espero que te refieras al domingo...

Bikiños neni

Hasta viernes

Anónimo dijo...

Acabo de ver la canción que tienes puesta.......... No has podido hacer una elección mejor. Una de las pocas canciones que me dejan tan bien como una hora de quema intensiva de calorías... Figúratelo !

XD

Anónimo dijo...

odio los libros................! pero no a ti!jajajajajaja
ai una chica aqi sentada a mi lado que salió alguna vez en baroke1
ME CUENTAN QUE ES LO PEOR: APOLO CON MENOS CLASE AÚN....PUFFF NO ME LO IMAGINO!JAJA MUAK MUAK MUAK

Anónimo dijo...

Te espero ese finde na Serra.

No quiero pisar Inglaterra sin antes despedirme de ti.

Es una tontería Andre, pero te quiero.

Anónimo dijo...

Chicapotingues! El otro día me pasé por la ser a saludar y a recordar el ritmo que ahora, envuelta el relajo vacacional, veo tan lejano. Estaba Iván, Blanca, Adrián... ni rastro de Paula ni de la chica caramelos... tú! jaja. Ya no contaba con verte por ahí, pero en fin, todo aquello me recordó tu carisma :). Q tal te trata septiembre? Un besazo periodista

pd. tus derechos de las fotos... jaja, te los pago a cervezas cuando coincidamos por coruña

Unknown dijo...

Rizosa! Os echo de menos por tierras tangerinas.

Me alegro de que tu particular remedio para curar la malea sea leer. Sin duda, es el mejor. (Incluso mejor que pasear por Tiffany's).

He de decir que acabo de leer la entrada que me dedicaste, y he dejado un largo comentario en ella. No podías haber elegido una foto que me defina mejor :D

Te quiero.

Laura dijo...

Creo que deberías deixarme algúns libros para o vindeiro curso. Así só che recordarei en momentos de felicidade. Un bico.